martes, 8 de septiembre de 2009

EMPLEO Y GLOBALIZACION. Cap. II

En el capitulo I de empleo y globalización plantee una relación de correspondencia entre el estado de bienestar, el empleo y la globalización. De tal forma que la unión de todas las partes finalmente forman un conjunto que económicamente se interrelaciona. En definitiva, si nuestra sociedad tiene cubiertas todas sus necesidades se amoldara a un estado de bienestar, que lejos de intentar sumar esfuerzos para aumentar la productividad, tendera a minorar la misma. Esto es algo tan sencillo como evidente. Trabajemos lo mínimo para mantener lo que tenemos, asumiendo al mismo tiempo que si podemos trabajar menos mejor. Este planteamiento que parece disparatado, choca con la competitividad de las empresas. Si nuestros medios de producción no son competitivos, nuestros productos serán caros y nadie los comprará. Extremo donde entra en juego la globalización. En un mercado global podemos comprar en todo el mundo lo que se fabrica en cualquier parte del mismo, por tanto si un producto es mas barato fabricarlo en china que en España, la fabrica Española o compite con calidad u otros factores o tendrá que cerrar, porque nadie comprara el producto que fabrica. Ahora bien, si analizamos el problema desde el punto de vista empresarial, nos encontramos con otro factor no despreciable. Si la mano de obra es mas barata en china, que en España, porque no fabricar productos con la calidad que podría hacerlo en España, pero con mano de obra china. Y en esa línea cerramos las fábricas españolas con capital Español y la abrimos en China. Al final como lo importante el es coste de producción, lo haremos en aquellos países donde mas barato nos sea.
Por tanto se juntan dos factores muy a tener en cuenta:

1.- Disminución de productividad en el mundo occidental motivada por un aceptable estado de bienestar.
2.- Costes de mano de obra en total desigualdad entre países.

Ello conlleva a que lo que fabricamos sea caro y en todo caso no competitivo y en definitiva a la destrucción máxima de puestos de trabajo. Todo lo he expuesto hasta ahora no es nada nuevo y se ha venido produciendo desde hace varias décadas. Si bien es cierto que no se notaba puesto que la perdida de industrialización se compensaba con una feroz especulación inmobiliaria, que cierto es que todo el mundo hablaba de ella, pero nadie intento solucionar a tiempo. Todos los puestos de trabajo que se perdían en sectores estratégicos acababan en la construcción y el sector servicios, hasta el punto que como en España no había mano de obra suficiente, hasta la importábamos de otros países latinoamericanos, o del continente africano, de países del este, etc. Y además contentos y con plenos convencimientos, puesto que los inmigrantes pagaban impuestos, cotizaban a la seguridad social y encima nos hacían el trabajo que los Españoles no queríamos hacer.
Junto a todo lo expuesto falta relacionar la banca y los poderes políticos que el próximo artículo analizaré.

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